jueves, 30 de diciembre de 2010

¿Para qué sirve un catálogo de arte conceptual?

Es algo que casi todos hemos vivido alguna vez. Vas a una exposición, sea de la escuela, del Ayuntamiento, de un concurso, galería o museo... y te parece un soberano tostón, pero eso sí, has guardado el lujoso catálogo que regalaban, porque entre otras cosas te da pena tirarlo.

El catálogo habla de la exposición, presenta el manual de instrucciones de lo que allí has visto, es decir, cómo interpretar, contextualizar, entender, ver y hasta sentir lo que el "artista" ha presentado, ya que su obra no ha sido capaz de comunicar por sí misma nada en absoluto.

Has guardado el librito, pero a ti no te vale para mucho, porque al fin y al cabo estás convencido de que te han tomado el pelo con la exposición y que el propio catálogo es una vergonzosa demostración de que aún en tiempos de crisis a las instituciones les sobra el dinero.

Al llegar con el catálogo a casa venías más o menos contento, tenías en tus manos una especie de trofeo. Pero van pasando los días y ya no sabes qué hacer con él, pues has podido comprobar en seguida que leerlo NO es una opción.

Pues bien. Existen muchos usos alternativos para tu flamante catálogo de arte conceptual.

Seguramente tu primera idea ha sido limpiarte el culo. Pero desgraciadamente el papel cuché grueso, casi cartulina, con el que han impreso a todo color magníficas fotos en blanco y negro es demasiado duro. Y correoso. Forma afilados pliegues que dañarían tus nalgas. Los catálogos conceptualistas no valen ni para limpiarse el culo, es cierto.

Pero hay muchos otros usos posibles:

  1. Como calza para una mesa que cojea.
    Es uno de los usos clásicos para guías telefónicas y otros libros inservibles. El grosor considerable de un buen catálogo de arte conceptual sirve de maravilla para evitar que las mesas, sillas o muebles variados cojeen.
  2. Como apoyo para ollas, cafeteras y cazos.
    Si no quieres cargarte la mesa, un buen catálogo de Beuys o cualquier exposición de esas importantes soporta el calor perfectamente.
  3. Como bloc de notas.
    Al haber partes grandes del papel en blanco se puede ir arrancando hojas para tomar notas. ¿Puede haber algo más moderno que apuntar la lista de la compra en un papel con una instalación hecha de urinarios y caca?

Incluso hay posibles usos artísticos. ¡Sí, sí, lo conceptual puede reciclarse para hacer arte!
  1. Como cuaderno de dibujo.
    ¡La mayor parte del papel está vacío! Para que se note el poderío, las páginas de los catálogos conceptualistas tienen grandes zonas en blanco, o con una ligera trama, de modo que la aridez de las imágenes case con las salas vacías e impolutas. Así pues, queda todavía mucho papel virgen para dibujar sobre él.
  2. Como paleta para óleo o acrílico.
    El brillo del papel permite mezclar sobre él los colores sin que haya prácticamente absorción por parte del catálogo. Y encima es una poética manera de lograr que la pintura llene libremente las salas reservadas tradicionalmente a los seguidores de Duchamp.
  3. Como material para collages.
    Si bien es cierto que los catálogos conceptuales son un tanto sosos, las múltiples escayolas, arpilleras y textos en Helvetica constituyen una fuente para collages que necesiten diferentes grados de gris en texturas más o menos geométricas.

Y seguro que con un poco de imaginación entre todos seremos capaces de encontrar más usos para reciclar estas lujosas páginas tan desaprovechadas. ¡Aportad vuestro granito de arena!

sábado, 18 de diciembre de 2010

La comisión europea no considera "arte" las instalaciones de Bill Viola

Parece que empieza a acabarse el chollo.

A partir de ahora en los estados miembros de la UE se tendrá que pagar mucho más IVA por importar este tipo de "obras" al considerarse en la misma categoría que los "aparatos de iluminación de la pared", de los cuales según parece estas "obras" resultan indistinguibles.

Es un comienzo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

ELEMENTO HUMANO

En estos últimos meses, por circunstancias, los tres fundadores del Hartismo nos hemos visto -y seguimos- envueltos en drásticos cambios en nuestras vidas, que nos están obligando de alguna manera a apartarnos de las actividades hartísticas. Este blog y la web no están siendo actualizadas y apenas se están viendo públicamente actividades nuestras.

Por desgracia no hemos delegado nuestras funciones de actualización internetera y relaciones con la prensa para que la cosa siguiera viéndose activa. Tanto Mariano como yo temíamos que esto llevase a la ruina al movimiento. Pero con sorpresa y enorme alegría hemos visto que no hay nadie imprescindible, y que a falta de cabezas visibles, los distintos grupos del Hartismo han seguido charlando y organizándose utilizando para ello la herramienta de comunicación interna que habíamos previsto: un grupo de Yahoo.

Pues bien, en los últimos meses nuevos elementos, como Raçe (el líder de los Stuckistas catalanes) se han ido incorporando al Hartismo pese a nuestro abandono de la edición web, y en el grupo han surgido voces nuevas y polémicas, como la del infatigable Alejos, que poco a poco nos ha ido acostumbrando a un torbellino de ideas constante.

Tal como andan las cosas, es muy probable que para el año que viene el Hartismo se presente en Arco -la manera se está debatiendo en estos momentos- y que empecemos a emular a nuestros amigos stuckistas con los primeros disfraces, que utilizarán elementos folclóricos como nota original.

La primera exposición parece que al fin empieza a verse en el horizonte, y ahora que Carmen y yo estamos en Málaga seguramente el grupo andaluz cobre nueva vida, una vez que nos hayamos establecido en esta hermosa ciudad del sur y podamos volver a invertir tiempo en el funcionamiento del grupo.

El elemento humano es lo mejor de todo esto: las personas que, uno a uno, están contribuyendo a construir el Hartismo, con su obra, sus ideas o su apoyo. Si no fuese por esta gente, hace tiempo que el Hartismo tan sólo habría sido un fogonazo, una efímera boutade como las ocurrencias dadá o las gilipolleces conceptuales, que un día tuvieron repercusión en la prensa y acabado el gritito, conseguida la atención, se disuelven como humo. Las ideas vertidas en el Manifiesto Hartista, en la web y los blogs, en los cuadros e ilustraciones, revistas y entrevistas del Hartismo no son solo consignas incendiarias, sino ideas vivas, de largo recorrido, y con ellas, el Hartismo sólo ha comenzado a andar con paso seguro.