sábado, 21 de mayo de 2011

EL PAPEL DE LA CULTURA EN TODO ESTO (artículo de Mariano Casas)

Reflexión sobre el movimiento del 15-M, escrita por Mariano Casas, cofundador del Hartismo, en su blog "HART". Aquí el original del artículo que os transcribimos:

Hace tres años publiqué en este blog una entrada en la que hablaba de cómo nuestra sociedad estaba al borde de cambios que se tenían que producir por puro agotamiento de nuestra "forma de vida" basada en un supuesto bienestar que no es tal, y que realmente suponía someterse a una vida de esclavos bajo una ensoñación, a imitación del "sueño americano", que nos hacía creernos sujetos activos en un proceso de consumismo ilimitado en el que el propio valor de ese consumo desaforado se había convertido en un fín en sí mismo.
Esto tiene una relación muy importante, a mi modo de ver, con el papel que la cultura y el arte ha jugado en las últimas décadas, de supuesta "bonanza económica".
En ciertos aspectos no hay duda de que la vida imita al arte: el proceso especulativo cíclico como forma de vida y la conversión de los medios en fines, la pérdida de valores...todo ello son enfermedades que ahora estallan en la sociedad "real", pero que ya vienen precedidos por el comportamiento del arte.
En esto hay un concepto clave que es la ESPECULACIÓN, y que se ha propagado en la sociedad como un cáncer que ha contaminado a los propios ciudadanos, en el sentido de que ahora se han convertido en víctimas, pero en cierto modo también son (somos) culpables.
El comportamiento especulador se basa en un principio muy básico, que es el de comprar algo por menos de lo que vale, someterlo a un proceso de márketing y de puesta en valor ficticio, y venderlo por mucho más de lo que vale, es decir, la estafa pura y dura.
En el mundo de las artes este comportamiento ha existido desde hace mucho tiempo, amparado por teorías de vanguardia y por la connivencia no sólo de intereses privados, sino también de poderes públicos que han confundido (por ignorancia más que por complicidad) el tocino con la velocidad y han creído que ser moderno era eso, abandonarse a la idea de que el arte era ese proceso especulativo en el que los medios eran los fines y que la especulación, la venta de basura a precio de oro previa conversión en valor ficticio, eran realmente el motor del arte y de la cultura.
Los museos e instituciones públicas se han convertido desde hace tiempo en cobijo de ese tipo de arte fieramente especulativo, en el que el artista se ampara bajo el comodín de la IRONÍA para justificar un posicionamiento de evidente baja catadura moral, y la sociedad lo asume por la simplea razón de que no tiene vías ni canales de opinión al respecto, más allá de la indignación silenciosa.

El HARTISMO denunció desde su creación esta contradicción ética de la cultura oficial que padecemos, en la que ese maldito concepto de "ironía" se ha convertido, en verdad, en vanguardia, porque ha precedido realmente a un comortamiento generalizado de la clase política y las instituciones, que se comportan cada día más como un poder despótico en el que el ciudadano no tiene la más mínima voz, y para el que el derecho al voto se ha convertido en un simple placebo para idiotas.
Pero como la gente no es idiota, he llegado un momento en el que todo esto se ha puesto en tela de juicio de golpe, y en el que le indignación se ha hecho evidente y manifiesta sin miedo.

No sólo hay HARTISMOS en el arte, parece ser que en esta sociedad hay muchas razones para estar harto, y tienen todas una misma raíz y un mismo fondo, una forma de vida y de organización social que se agota, y cuyo agotamiento se ha hecho evidente en cuanto ha habido un medio (la red) que ha interconetado a la gente y le ha permitido ver que no está sola en su hartazgo.

En aquel artículo,de 2008, en este mismo blog, ya hablaba (y no es que vaya de profeta por la vida, es que se veía venir), de que los hartazgos que se vislumbraban en el mundo de la cultura y el arte acabarían produciéndose también en la sociedad, y aquí están.

Creo que en este momento el mundo de la cultura debe también tomar conciencia de que le corresponde también hacerse eco de todos los hartazgos que crecen cada día...el mundo del arte y de la cultura, en cierto modo, también ha sido cómplice de todo este "dejar hacer" que ahora revienta. Nuestra cultura de la subvención y de la supuesta protección a la cultura ha sido en el fondo un proceso de censura incruento, un silenciamiento institucional del que muchos creadores y editores son, o hemos sido, corresponsables.
Hemos visto como los gobiernos y las instituciones se han cansado de crear supuestos parapetos y mecanismos de protección a la cultura, que no eran tales (la SGAE, sin ir más lejos).
No sólo en muchos casos defendían industrias no precisamente autóctonas, como la industria cinematográfica norteamericana, so pretexto de hacerlo con el "cine español", sino que de aso se aseguraban tener apaciguado a un sector potencialmente hostil con el poder establecido como la cultura, que se ha amordazado por sí sola en las últimas décadas a golpe de subvención.

No se trata de hacer cultura panfletaria, sino cultura libre, como no se trata de hacer una sociedad panfletaria, sino una sociedad libre, en la que la "ironía" no sea una zona oscura de la ética en la que refugiarse para convivir con un sistema que ya lleva podrido mucho más tiempo de lo que parece.

Salud y fuerzas a las HARTOS. Yo también lo estoy, y mucho.