domingo, 15 de abril de 2012

La burbuja del arte

Quim Monzó                               Damien Hirst


Os paso una breve reflexión de un artículo de Quim Monzó publicada ayer en la Vanguardia en la que nos previene de la efímera y dudosa valía bursátil del arte actual. De nuevo aparece Damien Hirst como protagonista ¿Estaremos ante una nueva burbuja ... del arte?

¿Ahora hay que invertir en arte?
Hace una semana, Luis Benvenuty explicaba en este diario que, en nuestra época de incertidumbres económicas, hay gente con dinero que prefiere comprar arte y no cosas que hoy en día no tienen claro qué futuro les espera. Antes todo era comprar pisos -para invertir, decían- y ahora, para invertir, nada mejor que un Picasso o un Barceló. El titular dejaba clara la seguridad de la jugada: "Cuanto más cara la pieza, mejor". Pensé: "Quizá sí...". Pero me quedó la duda. Si ha habido una burbuja inmobiliaria, ¿no podría ser que también hubiese una burbuja del arte, y más del actual? No quiero comparar pero cuando, hace años, muchas personas invirtieron en sellos los ahorros de su vida la cosa acabó como el rosario de la aurora. Evidentemente no es lo mismo, porque aquel caso filatélico ya de entrada despedía cierto tufo, pero nunca se sabe qué puede pasar, porque las cosas pierden valor de un día a otro y circulan un montón de obras que dicen que fueron hechas por tal o cual artista y después se ve que lo único que hacía era firmar los papeles en blanco que le ponían enfrente.
Ahora mismo, por ejemplo, el artista Damien Hirst triunfa en Gran Bretaña. "La Tate Modern se rinde ante Hirst", es el titular. Rafael Ramos, el corresponsal de La Vanguardia en Londres, escribía hace unos días: "El arte oficial británico se ha decidido por fin a institucionalizar los tiburones y las vacas en formol, o las calaveras de diamantes que rinden culto al dinero. Damien Hirst, el artista vivo más cotizado del planeta, es objeto de una gran retrospectiva en la Tate Modern, que se inaugura esta semana y que coincidirá con los Juegos Olímpicos de Londres".Por lo tanto, en principio, si Damien Hirst es "el artista vivo más cotizado del planeta" e incluso la Tate Modern se rinde ante él, el hombre con dinero diría: pues invierto en una cosa sólida, segura, y me compro un Hirst. No parece que haya duda alguna, al menos hasta que abres The Independent y lees lo que escribe Julian Spalding, uno de los críticos de arte más prestigiosos de Gran Bretaña. En el artículo de The Independent, el crítico arremete sin piedad contra el artista, desde el mismo titular: "En el mundo del arte las obras de Damien Hirst son el equivalente de las hipotecas subprime". Más claro el paralelismo entre la inversión en tocho y en arte, imposible. Después de arrearle un garrotazo tras otro, el crítico acaba con las palabras: "Vale más que sigáis un consejo: vended vuestros Hirsts si habéis tenido el poco acierto de comprar alguno, y hacedlo antes de que ya no valgan nada". Dos apuntes. Uno: los que tienen dinero harán bien de dudar un poco si es en arte en lo que hay que invertir ahora. Y dos: me encanta que, hoy en día, la mejor forma de ejemplarizar la poca valía de un creador sea compararlo con las hipotecas subprime.
Quim Monzó 
La Vanguardia, 14/04/2012

martes, 7 de febrero de 2012

Tàpies

Españoles... Tàpies ha muerto

viernes, 27 de enero de 2012

SABOTEARON MI BLOG

AMIGOS HARTISTAS Y ARTISTAS, MI BLOG FUE INHABILITADO SIN PREVIO AVISO, SI SABEN CÓMO AYUDARME POR FAVOR APORTEN INFORMACIÓN, SON CIENTOS DE ENTRADAS Y EL TRABAJO DE 4 AÑOS, LES RECUERDO LA DIRECCIÓN www.avelinalesper.blogspot.com

jueves, 12 de enero de 2012

Carta a un seminario de gestores d/el/Arte

"Divina proporcione"
por Josep Nogué

Me permito presentaros a un colega "Hartista", como todos nosotros "Hartista" por "obligación", que con mucha sátira y humor se dirige por carta a los altos estamentos del arte, rogándoles clemencia en sus veredictos. 
Se llama Josep Nogué y os paso su blog en el que encontraréis escritos (algunos en catalán) con mucha ironía dignos de un gran "Hartista". 
Ahí va la carta. Creo que su súplica la conocemos todos los "Hartistas" 
Eminencias Reverendísimas:
Ante todo pediros disculpas por importunaros con mi suprema ignorancia, propia, seguramente, de la tosca mentalidad de un simple trabajador manual embrutecido por el contacto con la vil materia.
Sin embargo, mi admiración por el Arte me empuja a dirigirme a Vuesas Eminencias Reverendísimas (V.E.R.) en demanda de orientación y consejo, pues deduzco de vuestras publicaciones, que sois expertos en el Arte contemporáneo y su mercado, terreno en el cual me siento absolutamente perdido.Es por ello que, abusando de vuestra paciencia, quisiera haceros participes de mis rogativas, a la espera de que tengáis a bien atenderlas.
Entiendo que, quienes acceden a vuestros seminarios, aparte de poder costearse lo que valen, tienen la intención de dedicarse, de alguna manera, a la gestión del arte en el ámbito contemporáneo; lo cual, en los tiempos que corren, y por lo que tiene de espiritual dicha especialidad, viene a ser –junto con el deporte- el equivalente actual de la religión, entendida como “el culto elevado a los altares” y, por tanto, reservado a la clerecía; cargo que V. E. R. asumen (o aspiran a ello) en el mundo artístico.
Por eso un servidor, que en la infancia fue monaguillo, nunca se atrevería a aspirar a cargo tan elevado, por lo que tiene que conformarse, a lo sumo, con el de sacristán de alguna de vuestras iglesias, capillas o catedrales.Porque, a pesar de haber sido educado en latines y haber ejercido diversas funciones parroquiales (léase: diseño gráfico, ilustración, escultura, muralismo…), destinando a ello incontables horas de oración, plegaria y recogimiento, no he sido bendecido con la gracia por la que se me permita acceder a los altares a participar de cualquier pobre o solemne misa, debiendo conformarme con ejercer de apagavelas en el rosario de las beatas.
Como doy por supuesto que vuestros seminarios facultan a sus Eminencias, además de oficiantes para dichos cultos, para saber distinguir entre buenas y malas obras; lo que tiene la virtud de elevar a los altares a las primeras y condenar al fuego eterno a las segundas; imploro de vuestra magnificencia y sabio discernimiento sacerdotal, tengáis a bien sopesar las mías, para que, en caso de considerarlas dignas de adoración, como seria mi aspiración, les sea otorgada su bendición para poder ser admitidas en el santo panteón de los milagros y convertirse en imágenes de culto. Y, así consagradas, permitan a su humilde autor (o sea, yo) beneficiarse de la modesta renta que los óbolos de los feligreses tengan a bien destinar al culto de dichas obras.
En caso contrario, si pensáis que solo merece vuestro repudio, imploro de la misericordia de vuesas mercedes, no las juzguéis con excesiva severidad, dado que fueron realizadas con la mejor intención, sin ánimo de ofender a dios, ni a sus respetables representantes en la tierra, tal como fueron escritas estas palabras, ni en ellas encontréis más pecado que el de la ironía.
P.E. Tal vez queráis aprovechar los desvaríos de este pecador, para instruir a vuestros Excelentísimos aspirantes en las miserias del bajo mundo, por el cual ellos deberán mediar.
Me ofrezco voluntario, para que, si lo creen conveniente V.E.R, sus pupilos puedan analizar los frutos de mis bajos instintos y, en lo posible, intenten enderezar mi vida por el recto camino.
Quedo a vuesa entera disposición.
Atentamente
Un pecadol

jueves, 5 de enero de 2012

El arte de la provocación: Damien Hirst

Damien Hirst con una de sus creaciones.


En una entrevista publicada en la revista 'Radio Times', el pintor inglés David Hockney ha desatado una intensa polémica en el panorama artístico británico al lanzar un duro ataque contra el artista Damien Hirst, al que le critica por utilizar asistentes y no realizar él mismo sus obras.

DAVID HOCKNEY . Autorretrato, 1955
oil on plywood,  24x18 in.

Como siempre la fama conlleva más fama, porque ya sea una crítica constructiva o destructiva, mientras  se hable sobre el artista en cuestión este permanecerá en el candelero, que al fin y al cabo es lo que pretende el arte de la provocación y el artista provocador.

David Hockney es un gran artista, no cabe duda, y uno de los más influyentes del siglo XX, admirador de Bacon y uno de los principales artistas del movimiento Pop inglés. Su alejamiento inicial de la abstracción en pro de una figuración muy particular, un tanto expresionista, lo distancia de las tendencias más vanguardistas y del conceptualismo actual. No es de extrañar pues su postulado y posicionamiento respecto a la tendencia actual de las escuelas cuando afirma: "Yo solía insistir en la escuela de arte que puedes enseñar las técnicas, pero no puedes enseñar la poesía. Pero ahora intentan enseñar la poesía y no la técnica".

David Hockney pintando una de sus obras

Estoy absolutamente de acuerdo con esta afirmación, sin embargo difiero en cuanto critica que la obra debe ser realizada enteramente por el propio artista. A mi juicio lo más importante de una obra de arte es el resultado, no el proceso como afirman los conceptuales, con lo cual los medios empleados para realizarla carecen de importancia. Lo primordial es que la obra sea estética y que transmita una vibración en el interior del espectador, una emoción armónica en su colorido y forma, una melodía que tanto pueda ser bella como expresar cualquier otro sentimiento. Artistas como Miguel Ángel, Rubens o Delaunay se habían servido de ayudantes para realizar vastas obras  que requerían de colaboradores, obras que de otra forma no existirían. Lo importante, además de la estética que menciono más arriba, es que el artista dirija y sea el creador de la obra, al igual que un director de orquesta sin el cual los músicos no podrían tocar la pieza armónicamente o un director de cine que dirige a sus actores y cámaras para la consecución de su obra final. Sin embargo sí creo rotundamente que las obras plásticas de formatos pequeños o medios las debe realizar el propio artista.

El caso de Damien Hirst que tanto critica Hockney, es diferente. Este polémico artista que tiene como sistema escandalizar al público con sus animales disecados en formol y sus calaveras humanas decoradas con brillantes, afirma  respecto a sus obras de círculos de colores que "Cuando vendo una, uso el dinero para pagar a gente que haga más. Ellos lo hacen mejor que yo. Yo me aburro, me vuelvo impaciente". Aquí creo que ya no cabe la creación ni la emoción que requiere una obra de arte que se precie, ya que nos da a entender que se desentiende con "su aburrimiento" de esta emoción, tan importante durante el proceso de creación para que el resultado nos pueda emocionar. El artista debe emocionarse y plasmar estas sensaciones.

Damien Hirst y su calavera de brillantes.


En muchas de las obras de Hirst es obvio que se requiere la "colaboración". Sobre su "estética" una imagen vale más que mil palabras, pero quizás una excepción está en la monumental The Virgin Mother ... vosotros mismos.

Podéis leer el artículo en "El Mundo.es"

For the Love of God 

LSD by Damien Hirst

The Virgin Mother

sábado, 17 de diciembre de 2011

Contemporáneo: la película

Hace pocos días han contactado con nosotros en el Facebook del Hartismo Eudald Subirà y Christopher Jordi Lara, de Lagilda Films para informarnos de que han rodado (y dejan a libre disposición para descargar o ver online) su película "CONTEMPORÁNEO", que trata sobre este mundillo del arte y el harte de esta época que nos ha tocado vivir. Desde aquí queremos desearles la mejor de las suertes con su peli.

Contemporáneo Lagilda Films por lagildafilms
 
Aquí os dejamos un enlace a su web, en la que además hay secciones sobre todos los aspectos de la producción.

 http://www.contemporaneolapelicula.com

A mí, en concreto, me ha encantado ver las notas y fotos del making of, que tiene mucha gracia.

domingo, 11 de diciembre de 2011

FALSO O VERDADERO

That's a compliment when somebody makes someone else’s art.

Andy Warhol.

Those portraits, that’s why he did that. Because it’s so simple to do. It was so easy to do. But, you had to have that convincing...”This is art” “This is it.” This is it. Because if you are an artist and you create that thing, that’s Art. No matter how it comes out. No wadding them up and doing fifty of them before you get the right one you want. Every one you make is art. That’s a Duchampian thing.

Louis Walden, colaborador de Warhol.


Recientemente disolvieron el Consejo de Autentificación de la Fundación Andy Warhol. Esta oficina, envuelta en constantes problemas por sus decisiones acerca de la autenticidad de obras de Warhol que ya habían sido subastadas o que estaban a punto de serlo, llegó a la conclusión de la inutilidad de sus servicios.

Partamos de que la idea de hacer retratos en serigrafías no fue de Warhol sino de un amigo de él, Gerard Malanga, y las decisiones de color se tomaban en grupo. Cuando Warhol estaba en la realización de sus Red Self Portraits, el editor de Tape Recorder magazine, Richard Ekstract, tomó los acetatos y le pidió permiso a Warhol de enviarlos a un taller de serigrafías para que los imprimieran, el proceso era más barato y más rápido que en la Factory.

Warhol dio las instrucciones a los técnicos por teléfono, nunca fue al taller. El resultado más industrial le agradó y le permitió mantener las “manos fuera del trabajo” y acercarse a la idea de Duchamp del arte deshumanizado. Esto se convirtió en una costumbre en la producción del resto de sus serigrafías.

Ya en los 80´s contrató a un impresor que trabajaba con varios asistentes en el sótano del edificio de la Factory y vendía serigrafías por su lado, y Louis Walden -colaborador en la Factory- se jactó de hacer las mejores serigrafías de Warhol, y de hecho una de las series de Marilyn es de él. El caso es que los Red Self Portraits fueron rechazados como auténticos. Y ahí está la controversia.

Si las obras que no tienen el toque directo del artista van a ser dictaminadas como falsas, entonces, la gran inmensa mayoría de las obras del arte contemporáneo se pueden considerar falsas. Duchamp, haciendo alarde de su distancia con el objeto y la irrelevancia de la autoría, firmó el urinario con otro nombre: para ser autor de algo que no necesita autoría sobra el nombre del supuesto artista. Deja de existir el arte autógrafo. Para Warhol, como para Duchamp, lo importante no era hacer la obra, era aportar la idea, el arte está ahí sin que el artista meta las manos. Si la idea es lo que trasciende de la obra, si no hay que hacer la obra para que no esté contaminada con el trabajo manual y la autenticidad del objeto no es primordial, entonces tampoco es necesario que la obra provenga del artista. Es decir, si ni el origen, ni la factura, ni la autenticidad son válidas, ¿para qué se busca un original de un ready-made o de un objeto mandado hacer? No tiene sentido.

Si los warhols son fabricados en talleres con instrucciones telefónicas desde que el artista estaba vivo, hoy mismo reproducir un Warhol lo hace auténtico porque esas instrucciones están vigentes. No hay serigrafías falsas, como no puede haber urinarios falsos, ni cajas de zapatos falsas, ni perros metálicos falsos. En consecuencia las originales tampoco tienen valor. Y los coleccionistas en lugar de pagar dinero por esas obras pueden, siguiendo los preceptos del arte, hacerse de sus propias obras. El sentido de tomar un objeto prefabricado como obra o mandar hacer las cosas a talleres, es precisamente para no hacerlos, la autoría es algo que sobra.

En la teoría de Danto de la “indescernibilidad perceptual” la diferencia entre un objeto artístico y uno de la vida real, es ontológica. Esta ontología responde a una intención o cualquier pensamiento arbitrario que le dé un valor al objeto y lo haga “diferente” de uno real. Este valor ontológico es inasible, invisible, indemostrable y aleatorio, entonces lo puede aplicar quién sea, y consistir en la idea qué sea. Con esto la reproducción de una obra de arte es válida, fácil y con valor estético y económico. Los coleccionistas con un catálogo en la mano pueden “reproducir” las obras de arte que deseen y manifestarlas como auténticas, puesto que esa autenticidad no es exclusiva del autor, ni de nadie. Los objetos masificados tienen esa característica, son antes que nada algo prefabricado, sin autoría, hasta la sangre y toda parafernalia del llamado “narco-arte” son objetos prefabricados o hechos por otros.

Este anti arte, tan proclive a las utopías, ha creado una más en donde todo es auténtico, poniendo al alcance de cualquier comprador una obra. Es la verdadera democratización del arte. Para empezar que sigan el ejemplo de Joseph Mugrabi, el mayor coleccionista de warhols, y manden hacer varios en los talleres de serigrafías. Con esto no hay excusa para que los museos incrementen sus acervos de arte contemporáneo, desde ready-mades, objetos intervenidos e instalaciones, cópienlas, cómprenlos en los supermercados. Estos objetos, con su intencional simpleza, hacen aun más fácil la tarea de reproducirlos. Los museos no deben perder la oportunidad de hacerse de miles de obras con un mínimo de inversión. Todos son auténticos y la “indescernibilidad” entre unos y otros es un asunto ontológico.