Esta semana añadiremos nuevos nombres a la lista de hartistas. Ya estamos en ello, os pedimos paciencia a los nuevos, no damos realmente abasto.
Debo decir que nos han sorprendido las razones en algunas de las nuevas solicitudes. En algunos casos la contrapublicidad que nos está dando un troll que últimamente se la ha tomado con los blogs hartistas, ha animado a algunos a dar el paso de rellenar el formulario en lugar de ser sólo simpatizantes. Así que muchas gracias -sin que sirva de precedente- a este personaje probablemente psíquicamente trastornado, que sufre una monomanía con la "h" del Hartismo. Sus críticas furibundas han obrado el efecto inverso.
¿No decían eso de "que hablen de ti aunque sea mal" (o ...aunque sea bien)? En una de las solicitudes se nos dice, a la pregunta de "Motivos por los que quieres unirte a nosotros:" "Porque he leído el blog de XXXXXX y he sentido curiosidad por vuestro movimiento. Me he sorprendido gratamente al conoceros, pese a mi escepticismo inicial. XXXXXX hace bastante el ridículo".
Cuando fundamos el Hartismo sabíamos que aparecerían elementos críticos. Es lógico, no todos -ni siquiera dentro del Hartismo- vemos las cosas de igual manera. Lo esperábamos y hasta ansiábamos: sería muy positivo poder discutir temas de arte con gente que tuviera otras maneras de pensar, que viera las cosas desde otro lado. Pero por ahora estamos decepcionados. Ha habido mucha menos discusión de la que esperábamos. Y de muy bajo nivel: lo máximo que han logrado las voces críticas con el Hartismo es buscar la descalificación personal, el insulto y utilizar machaconamente la falta de respeto. No discuten argumentos, sino que agreden a los que tienen una opinión diferente a la suya. ¿por qué será?
Nosotros esperábamos crítica, sobre todo, de dos grupos:
Los del segundo grupo, en cambio, son expertos en la palabra, y en el uso de triquiñuelas psicológicas, como el chantaje emocional, la intimidación verbal, etc... Son, con diferencia, los más furibundos, los que se enfadan más ostensiblemente ante cualquier idea contraria. Ven una amenaza en el Manifiesto Hartista, pero sobre todo en nuestro lema "El Arte es de Todos". Son defensores a ultranza del elitismo, el oscurantismo y el relativismo: argucias falaces que les permitan defender cualquier discurso estrambótico, deslabazado, de las críticas hechas con rigor lógico. Saben que son los que mantienen el sistema actual del arte post-teórico, conceptual o pseudo-arte, y que los "artistas" de su catálogo no son nadie sin ellos. Tienen, como suele decirse "la sartén por el mango" en este mundillo, ya que no sólo los artistas dependen de ellos; los políticos e inversores del arte deben consultarles antes de soltar la pasta. Aunque el Hartismo no se dirija contra ellos en particular, y aunque nuestro poder es... ninguno, el simple hecho de que aparezca una disensión, una voz que rompe la ley del silencio y destapa los escándalos del arte actual, ya los pone de uñas.
En su mayoría, los críticos y teóricos afines al arte oficial no nos hacen demasiado caso. Saben que su reino aún durará, y que por ahora no somos ninguna amenaza para su status. Apenas llevamos seis meses, y nuestra fama es mínima al lado de la suya. Por eso ninguna de las grandes figuras del artisteo actual (grandes críticos, comisarios, etc) se ha referido siquiera a nosotros: la indiferencia es su mejor arma.
Pero ¿qué pasa con los pobres diablos que están abriéndose ahora un camino, los que no tienen fama? Pues que son los que más se han cabreado. Hemos tenido... dos. En uno de los casos ha durado apenas un mes. El otro es más pesado, pero tras haber picado con él y darle cancha durante unos meses, al final hemos decidido ignorarle nosotros, pues su actividad consistía en hacer de troll en los diferentes lugares del Hartismo en Internet. La táctica clásica de "don't feed the Troll" finalmente parece la más sensata por nuestra parte. Este es el troll al que me refería al principio, el que ha provocado, contra su previsión, adhesiones nuevas de gente que está "harta" de su mal comportamiento en las casa ajenas.
Lo extraordinario es que ya hemos pasado por todo esto -y con un contrincante que tenía más fama, poder y mala baba- hace mucho tiempo:
Hace 15 años, cuando Mariano, Carmen y yo estudiábamos en Pontevedra, se publicó en la revista de la ACME (precursora del Hartismo) un artículo titulado "El crítico criticado". Hoy, quitando las referencias locales y los nombres que no vienen ya al caso, este artículo sigue teniendo una vigencia total. Ya entonces el crítico criticado, que daba clases en la facultad reaccionó exactamente igual que hoy lo hace esta pobre gente de 2009, mucho menos conocida, por supuesto que el entonces enemigo de la ACME. Estos son algunos fragmentos:
Debo decir que nos han sorprendido las razones en algunas de las nuevas solicitudes. En algunos casos la contrapublicidad que nos está dando un troll que últimamente se la ha tomado con los blogs hartistas, ha animado a algunos a dar el paso de rellenar el formulario en lugar de ser sólo simpatizantes. Así que muchas gracias -sin que sirva de precedente- a este personaje probablemente psíquicamente trastornado, que sufre una monomanía con la "h" del Hartismo. Sus críticas furibundas han obrado el efecto inverso.
¿No decían eso de "que hablen de ti aunque sea mal" (o ...aunque sea bien)? En una de las solicitudes se nos dice, a la pregunta de "Motivos por los que quieres unirte a nosotros:" "Porque he leído el blog de XXXXXX y he sentido curiosidad por vuestro movimiento. Me he sorprendido gratamente al conoceros, pese a mi escepticismo inicial. XXXXXX hace bastante el ridículo".
Cuando fundamos el Hartismo sabíamos que aparecerían elementos críticos. Es lógico, no todos -ni siquiera dentro del Hartismo- vemos las cosas de igual manera. Lo esperábamos y hasta ansiábamos: sería muy positivo poder discutir temas de arte con gente que tuviera otras maneras de pensar, que viera las cosas desde otro lado. Pero por ahora estamos decepcionados. Ha habido mucha menos discusión de la que esperábamos. Y de muy bajo nivel: lo máximo que han logrado las voces críticas con el Hartismo es buscar la descalificación personal, el insulto y utilizar machaconamente la falta de respeto. No discuten argumentos, sino que agreden a los que tienen una opinión diferente a la suya. ¿por qué será?
Nosotros esperábamos crítica, sobre todo, de dos grupos:
- Por una parte sabíamos que nos criticarían los que viven del cuento, que se ven amenazados -injustificadamente- porque creen que llegará una especie de "nuevo orden". Tranquilos, eso tardará, si llega. Y si lo hace, el propio Hartismo se disolvería automáticamente, pues no tendría ya razón de ser.
- Por otra parte, esperábamos críticas de los guardianes del dogma conceptual. Los que han hecho de la palabrería pseudofilosófica su forma de vida. Escriben libros, dan charlas, prologan catálogos de los del primer grupo... No soportan que se les discuta nada, y mucho menos que la gente opine, que el arte sea de todos. Del elitismo y la exclusividad de su visión del arte depende su prestigio, el respeto hacia ellos. Son "autoridades" y ejercen esa autoridad con todos los medios, de forma histérica y agresiva si se ponen nerviosos.
Los del segundo grupo, en cambio, son expertos en la palabra, y en el uso de triquiñuelas psicológicas, como el chantaje emocional, la intimidación verbal, etc... Son, con diferencia, los más furibundos, los que se enfadan más ostensiblemente ante cualquier idea contraria. Ven una amenaza en el Manifiesto Hartista, pero sobre todo en nuestro lema "El Arte es de Todos". Son defensores a ultranza del elitismo, el oscurantismo y el relativismo: argucias falaces que les permitan defender cualquier discurso estrambótico, deslabazado, de las críticas hechas con rigor lógico. Saben que son los que mantienen el sistema actual del arte post-teórico, conceptual o pseudo-arte, y que los "artistas" de su catálogo no son nadie sin ellos. Tienen, como suele decirse "la sartén por el mango" en este mundillo, ya que no sólo los artistas dependen de ellos; los políticos e inversores del arte deben consultarles antes de soltar la pasta. Aunque el Hartismo no se dirija contra ellos en particular, y aunque nuestro poder es... ninguno, el simple hecho de que aparezca una disensión, una voz que rompe la ley del silencio y destapa los escándalos del arte actual, ya los pone de uñas.
En su mayoría, los críticos y teóricos afines al arte oficial no nos hacen demasiado caso. Saben que su reino aún durará, y que por ahora no somos ninguna amenaza para su status. Apenas llevamos seis meses, y nuestra fama es mínima al lado de la suya. Por eso ninguna de las grandes figuras del artisteo actual (grandes críticos, comisarios, etc) se ha referido siquiera a nosotros: la indiferencia es su mejor arma.
Pero ¿qué pasa con los pobres diablos que están abriéndose ahora un camino, los que no tienen fama? Pues que son los que más se han cabreado. Hemos tenido... dos. En uno de los casos ha durado apenas un mes. El otro es más pesado, pero tras haber picado con él y darle cancha durante unos meses, al final hemos decidido ignorarle nosotros, pues su actividad consistía en hacer de troll en los diferentes lugares del Hartismo en Internet. La táctica clásica de "don't feed the Troll" finalmente parece la más sensata por nuestra parte. Este es el troll al que me refería al principio, el que ha provocado, contra su previsión, adhesiones nuevas de gente que está "harta" de su mal comportamiento en las casa ajenas.
Lo extraordinario es que ya hemos pasado por todo esto -y con un contrincante que tenía más fama, poder y mala baba- hace mucho tiempo:
Hace 15 años, cuando Mariano, Carmen y yo estudiábamos en Pontevedra, se publicó en la revista de la ACME (precursora del Hartismo) un artículo titulado "El crítico criticado". Hoy, quitando las referencias locales y los nombres que no vienen ya al caso, este artículo sigue teniendo una vigencia total. Ya entonces el crítico criticado, que daba clases en la facultad reaccionó exactamente igual que hoy lo hace esta pobre gente de 2009, mucho menos conocida, por supuesto que el entonces enemigo de la ACME. Estos son algunos fragmentos:
Después de la publicación de nuestro 2º número del "¿Qué, cuándo, dónde, cómo, por qué?" hubo reacciones de todo tipo. La mayoría de los profesores que debían darse por aludidos hizo un esfuerzo considerable por aparentar indiferencia. Otros demostraron más sentido del humor, y otros un refinado cinismo (caso del pobre XXXXX, que tras la aparición del artículo favorable a la ACME, a toda página, en el Faro de Vigo, planteó remitir al diario otro escrito en el que algunos profesores -él entre ellos- manifestaban no participar del espíritu antidemocrático de la facultad).Sorprendente ¿no? El texto es ¡de 1995!
Otros demostraron una preocupante tendencia a no captar los matices de las cosas y buscar siempre las posturas extremas,como el caso del sheriff XXXXXX, que tras la debacle de su curso anterior (en el que su régimen -perdón, su proyecto docente- hizo que al taller no aisitieran ni los cabelletes y le llovieran las denuncias a fin de curso) ha pasado de obligar a la gente a hacer instalaciones en clase de pintura, a mandarles copiar modelo desnudo todo el santo día ...¡que no, XXXXXX, que no es eso!... No se trata de que si alguien se queja de frío, tú vayas y lo quemes a lo bonzo.
Hay un término medio que se llama "posibilidad-de-crear-en-libertad". Métetelo en las espuelas.
Otros ¿profesores? (y alumnos) han reaccionado cerrando aún más su discurso fascista anti-pintura y anti-figuración. XXXXXX XXXXX, por ejemplo, asegura ¡en su programa docente! y textualmente, que "no quiere a su alrededor virtuosos ni autómatas". Por supuesto, ella entiende por virtuoso el que tiene un mínimo dominio técnico y por autómata el que se dedica a pintar lo que le gusta y no lo que le gusta a ella. Tengo mis dudas sobre quíen será el autómata, y también sobre hasta qué punto esta señorita tiene derecho a presentar por programa docente una especie de versión artística de las leyes de Nüremberg, en la que declara la guerra a aquello con lo que no comulga.
Pero de todas las reacciones tras la revista, la más furibunda, histérica, plañidera y pobre ha sido, es curioso, la del CRÍTICO. es digno de análisis que un crítico acepte de tan mal talante las críticas. Una persona que se cree poseída por la varita mágica de la verdad, que ha hecho del dogmatismo su profesión y que se permite el lujo de juzgar a diario, con frecuencia descalificando e insultando a trabajadores a los que ni siquiera conoce, no acepta ni siquiera una réplica a todo ello. Para él somos "integristas" e "inquisidores". Lo son todos aquellos que perturban su monólogo, que discrepan de las opiniones que él trata de hacer vinculantes y de imponer por medio de la más penosa coacción.
La ACME no puede aceptar que un tipo con marcada vocación fundamentalista desfogue sus frustraciones personales contra nosotros de una forma tan miserable.
(...)
Si nos quiere insultar, deberá hacerlo por otro medio. una sugerencia es que lo haga a través de uno de esos libros tan interesantes que escribe y que obliga a leer a sus alumnos. Así, todos contentos. Él será el protagonista de nuestras revistitas y nosotros de las suyas, y todos seremos internacionales, por la Gracia de XXXXX.
Sabemos que él nunca se dará por aludido. Nosotros siempre seremos los ignorantes y provincianos en su discurso circense. Mientras, él seguirá reclamando con una insistencia que lleva al bostezo, un puesto dentro del mundo en el que fracasó y para el que no sirve. Pretende vivir, como un parásito, de hablar de lo que los demás hacen, de destruir en un mundo de creación, y encima lo hace con la prepotencia y soberbia de un pobrecillo que se cree importante, que cree que sus textos "vacíos y aparatosos" (mejor no los pudo describir Paco Pestana) son más importantes que el trabajo vitalicio de aquellos de quienes habla.
Se mete entre nosotros, los artistas. Nos molesta, nos insulta, pretende comer de nuestro plato y no admite réplicas: ¿no será un tanto excesivo?
(...)
8 comentarios:
Muy buen texto, lástima no leerlo entero. ¿Cuándo pondréis las revistas de la ACME en la web hartista?
Sinceramente, creo que estais echando a perder el hartismo, que no empezó tan extremista. Valoro lo que haceis, de verdad, pero un arma importante que teníais era la simpatía y sentido del humor, que os hacía conectar con la gente. pero a medida que os enredais en discusiones os vais mostrando un pelín inflexibles (sin ánimo de ofender). Una iniciativa como esta no puede dejarnos fuera a tantos, que nos gusta todo tipo de arte pero sabemos ser autocríticos.
Un saludo
No te creas, el humor sigue campando a sus anchas por aquí. Y ese "extremismo" siempre estuvo presente, somos anti-anti-arte desde el principio.
Lo que ocurre es que, tarde o temprano, cuando una iniciativa como la nuestra, que es radical pues pretende un cambio de raíz o radical, encuentra a según qué elementos despierta un odio enconado, irracional contra el que no hay posibilidad de diálogo alguno. Hemos tenido nuestro primer troll, hemos perdido MUCHAS horas y esfuerzos por su culpa, y este texto se refiere a este episodio, que ni ha sido el primero ni será el último.
Los trolls no son un problema provocado por la naturaleza del Hartismo, sino algo propio y habitual en las comunidades de Internet ¡si hasta hay trolls en foros sobre jardinería!. Hemos tomado una decisión, a disgusto, pero necesaria, consistente en cortar las intervenciones troll de raíz. Es un paso que a nadie le gusta dar, pero necesario cuando la comunidad ha crecido lo suficiente como para que alguien crea que puede hacerse famoso a su costa. Ahora ya no toleraremos trolls, ni en sus primeros mensajes. Y te puedo asegurar que, aunque costó tomar la decisión, ahora vivimos mucho más tranquilos, sin desgastes innecesarios con gente que no quiere discutir nada en serio. Tras una temporada algo agobiante por culpa de este troll que se supo camuflar, hemos perdido un valioso tiempo en contestarle, tiempo totalmente desperdiciado, y en el que nuestra imagen se ha deteriorado, porque mucha gente pensó que nuestro afán era llevar ese tipo de discusiones broncas y barriobajeras. Pero no ha sido nunca el caso. Una vez cerrada la puerta al troll, toca limpiar sus cacas y recoger la casa. Y por fin, con la vista hacia adelante, volvemos a centrar nuestra atención en lo importante.
Por ejemplo, las últimas tertulias han sido de lo más jugoso. Estamos preparando junto con gente de América latina proyectos comunes muy interesantes, de los que darán -muy positivamente- que hablar. En Junio haremos nuestra primera salida a pintar, que será espectacular y divertida. Estamos ya ultimando las cosas para la primera muestra de los artistas del Hartismo, que muy probablemente sea a fines de año en Santiago.
Es decir, es previsible que haya críticas, aunque no están teniendo demasiada consistencia, pero seguimos adelante, y cada vez más activos, pensando muy en positivo.
Una de las funciones del Hartismo es precisamente promover el debate sobre arte contemporáneo. Pero lo que no podemos tolerar es que este debate sea de nuevo secuestrado por quienes lo han tenido secuestrado, quienes lo han impedido tanto tiempo. El troll que nos ha estado acosando en todos y cada uno de los blogs del Hartismo y afines estaba empezando a conseguir monopolizar los debates -en principio muy interesantes y con riqueza de posturas enfrentadas y afines- para convertirlos en un espectáculo en torno a sí mismo. Nuestra inexperiencia en los trolls de blog nos hizo tolerarlo más de lo sensatamente permisible.
Después de varios intentos de reformar al troll lo hemos echado. Porque creemos que debe poder hablar todo el mundo, y los trolls intentan que nadie hable salvo ellos. Desde ahora, a los trolls los echaremos fuera a la mínima insinuación, a la mínima falta de respeto por la concurrencia o los autores de los artículos.
¿Empobrecerá esto los debates?
Definitivamente, tras la experiencia...
NO.
Porque los debates son siempre mucho más constructivos cuando nadie falta al respeto a nadie. Aquí, como en el resto de los blogs en los que participo se podrán discutir perfectamente los argumentos, incluso con palabrotas. Pero no permitiremos cuestionar, faltar en lo más mínimo a los contertulios. El que no entienda esa norma básica de educación, se irá fuera.
Básicamente, nuestro foro de debate se deberá parecer más a "La Clave" que a "Tómbola".
Me olvidaba: Don't Feed the troll, el estándar en Internet como política anti-trolls, incluye el no alimentar el ego de los trolls hablando de ellos. Cualquier mensaje que tienda a alimentar ese ego con hambre infinita será eliminado, como el que acabo de borrar. Va en serio.
Es una pena que moderéis los comentarios. Aunque la insistencia de los trolls llega a ser sorprendente. ¡Menudo acoso, si no le gusta este sitio ni como lo lleváis que os deje en paz!
Está claro que un troll domesticado sería el mejor fan, nadie tan insistente ;)
Nosotros tuvimos uno en un grupo de Yahoo sobre educación infantil, vaya plasta.
Me lo imaginaba, pero el mismo Fran era un "gancho" del troll principal. En Inciclopedia tuvimos uno que se hizo pasar por su padre para poder seguir trolleando una vez que se bloqueó su usuario y varias IPs anónimas que frecuentaba.
Por desgracia, los mecanismos de "control de plagas" de los wikis son mucho más sofisticados que los de los blogs. Al final tendremos que estar -al menos una temporada- con moderación de comentarios, que es un verdadero coñazo.
Un saludo. Y Fran, si no eres nuestro Troll ni un satélite, perdona. Tienes que entender que es imposible distinguir un troll o sus satélites de un usuario curioso, pero tu actitud en los mensajes no ha ayudado mucho que digamos. En cualquier caso, si no había mala intención recibe mis disculpas sinceras.
En cualquier caso ya te han dado el enlace que querías ver, si prefieres ir a ese blog es todo tuyo. Mis saludos.
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