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viernes, 1 de abril de 2011

THE ENEMIES OF ART

Vamos a participar en la histórica exposición "THE ENEMIES OF ART" que se celebrará en Londres este mes de abril. La organiza el grupo Stuckista de Londres. Aquí tenéis un enlace a la muestra en Lauderdale House.

Participamos 52 artistas representativos del stuckismo en todo el mundo. Charles Thompson, cofundador del Stuckismo nos ha invitado a Mariano Casas, Carmen Martín y Anxo Varela a participar en esta exposición. También se ha editado un libro sobre esto.

La historia de esta exposición es curiosa, porque parte de un artículo de Jonathan Jones en el que este crítico ponía a caer de un guindo al movimiento Stuckista. Los stuckistas, siguiendo una larga tradición en el arte moderno, asumieron la crítica como bandera, dándole la vuelta a lo que inicialmente era despectivo.

Del mismo modo el propio Jonathan Jones ha sorprendido recientemente a propios y extraños -alguno estará que trina, imagino- con un artículo titulado "Painted into a corner: are the stuckists right about modern British art?". Recientes movimientos en el seno mismo del arte farsante (por ejemplo, las tan comentadas pinturas de Damien Hirst) dejan ver que empieza a haber dudas en la Arcadia postmoderna y un posible diálogo por venir. Nos hacen replantearse ciertos juicios quizá demasiado apresurados con respecto a ciertos actores de esta gran burbuja del Arte Contemporáneo.

martes, 29 de marzo de 2011

BORING

El 27 de marzo el diario británico The Guardian hacía un certero análisis sobre la situación del arte en España: el autor, Adrian Searle, se sorprende por la manera en que en nuestro país los vaivenes políticos se llevan por delante a directores de Museos, y de cómo el arte está subordinado a la política, por esa y otras muchas razones que bien conocemos aquí.

También hace mención del hecho de que muchos bancos y cajas abran fundaciones, museos y salas de exposiciones (aquí sabemos que es para pagar menos impuestos), y contrasta este hecho con la escasez, o simplemente inexistencia de salas o circuitos alternativos que discutan algo al arte paniaguado de las salas oficiales.
Es tristemente cierto, pero a los ojos de un observador neutral, y posiblemente objetivo, el arte que se ofrece en los espacios artísticos es pobre y dócil, aburrido, falto de vitalidad.
Searle contrasta este hecho con el despilfarro de las administraciones en espacios culturales que intentan imitar, a mayor o menos escala, el efecto Guggenheim (vuelve a poner en sus sitio a nuestra CIDADE DA CULTURA), y pone el foco en el hecho de que la sobreprotección errática y equivocada a la cultura mal entendida sólo ha logrado mermar la vitalidad cultural de nuestro país, crear un arte oficial pesebrero y caínita, y romper todo atisbo de colaboración entre artistas, toda efervescencia natural, que según el autor, era lo que se respiraba en España en los 80.
Es mejor leer el artículo entero en el enlace de arriba, en verdad vale la pena porque a veces mirar desde fuera algo supone verlo mejor...pero a los que nos dedicamos a esto las palabras de Searle no nos suenan a nada nuevo.

La cultura en España agoniza, la clase política le ha robado su vitalidad, le ha puesto las riendas y la silla de montar, y ha conseguido, yo no diría que silenciar a los artistas, pero sí probablemente sustituir a esos artistas por un ejército de burócratas dispuestos a vivir del arte oficial más aburrido, inofensivo y manso posible.
Los artistas de verdad han asistido a esto con una mezcla de rabia, por el ostracismo y la condena que eso ha supuesto, y de resignación, pero también (admitámoslo) con un punto de pasividad, ante lo que no es un mal irremediable.
Estamos a tiempo de reaccionar y darnos cuenta de que el arte y la cultura no es algo que tenga que ir detrás de la clase política. El arte y la Cultura son OTRA COSA.

En fín, para ilustrar esto os dejo unas fotos de una instalación que he visto hoy en el CGAC.
Sobran las palabras















Por supuesto, el artículo ha causado ya revuelo en Paletolandia. La Voz de Galicia se dedica una vez más a matar al mensajero, pero esto ya es para estómagos más fuertes y más resignados.




Mariano Casas